25 abril 2010

Vuela

- Esta semana no puede venir. Tiene mucho trabajo y tendrá que quedarse el fin de semana. Ahora estaremos un mes sin vernos - Os dije a ti y a mi hermana.
Estábais tomando un refresco en las mesas que ponían en el parque del pueblo, bajo los árboles.
- ¿Quieres ir a verle? - me dijiste con una sonrisa.
- ¿Cuándo?
- Ahora, ¿quieres?
- Son más de doscientos kilómetros !!!
- Y ¿qué? anda, arréglate que nos vamos ahora mismo los tres a Ávila.
Así fuiste, así permanecerás por siempre en mi memoria...
Cuántos momentos compartidos, cuántas sonrisas y cariño nos has dejado ...
Cuánto te vamos a extrañar, querido cuñado.
GRACIAS.
Ahora, emprende el vuelo.
Ya has soltado el pesado lastre de tu cuerpo,
ese traje maltrecho de cicatrices y dolor...
Tienes ante ti todo el el aire para respirar,
espacio infinito para volar,
amaneceres para contemplar,
para ser otra vez tu mismo
sin las cadenas de esa maldita...
... mil veces maldita, enfermedad.
Vuela, querido,
vuela ya.
A mi cuñado, que al fin el día 23 de Abril, descansó en PAZ.
Pilar

12 abril 2010

El karma de la mujer

Vengo desde el ayer
desde el pasado oscuro y olvidado
con las manos atadas por el tiempo
con la boca sellada desde épocas remotas.


Vengo cargada de dolores antiguos,
recogidos por siglos, arrastrando
cadenas largas e indestructibles.



Vengo desde la oscuridad del pozo
del olvido con el silencio a cuestas,
con el miedo ancestral que ha corroído
mi alma desde el principio de los tiempos.


Vengo de ser esclava por milenios,
esclava de maneras diferentes:
sometida al deseo de mi raptor en Persia,
esclavizada en Grecia por el poder romano,
convertida en vestal en las tierras de Egipto,
ofrecida a los dioses en ritos milenarios
vendida en le desierto
o canjeada como una mercancía.

Vengo de ser apedreada por adultera
en las calles de Jerusalén
por una turba de hipócritas,
que clamaban al cielo mi castigo.

He sido mutilada en muchos pueblos
para privar mi cuerpo de placeres
y convertida en animal de carga,
trabajadora y paridora de la especie.

Me han violado sin límite
en todos los rincones del planeta
sin que cuente mi edad madura o tierna
o importe mi color o mi estatura.

Debí servir ayer a los señores,
prestarme a sus deseos,
entregarme, donarme, destruírme.
olvidarme de ser una entre miles.

He sido barragana de un señor de Castilla,
esposa de un marqués
y concubina de un comerciante griego,
prostituta en Bombay y en Filipinas
y siempre ha sido igual mi tratamiento.

De unos y otros siempre esclava,
menor de edad en todos los asuntos,
invisible en la historia más lejana
y olvidada en la historia más reciente.


Yo no tuve la luz del alfabeto.
Durante largos siglos
aboné con mis lágrimas
la tierra que debé cultivar
desde mi infancia.

He recorrido el mundo
en millares de vidas
que me han sido entregadas una a una.

Y he conocido a todos
los de hombres del planeta.
Los grandes y pequeños,
los bravos y los cobardes,
los viles y los honestos,
los buenos, los terribles.

Mas casi todos llevan
la marca de los tiempos.
Unos manejan vidas
como amos y señores,
asfixian, aprisionan y aniquilan.


Otros dejan almas
comercian con ideas,
asustan o seducen,
manipulan y oprimen.

Yo los conozco a todos,
estuve cerca de unos y de otros
sirviendo cada día,
recogiendo migajas,
bajando la cerviz a cada paso,
cumpliendo con mi karma.

He recorrido todos los caminos

he arañado paredes y ensayado silencios

tratando de cumplir con el mandato

de ser como ellos quieren

mas no lo he conseguido.


Jamás se permitió que yo escogiera
el rumbo de mi vida.
He caminado siempre en una disyuntiva
ser santa o prostituta.


He conocido el odio de los inquisidores

que a nombre de la santa madre iglesia

condenaron mi cuerpo a su servicio

y a las infames llamas de la hoguera,

Me han llamado de múltiples maneras,

bruja, loca, adivina, pervertida,

aliada de satán, esclava de la carne,

seductora, ninfómana,

culpable de los males de la tierra.


Pero seguí viviendo, arando,

cosechando, cosiendo,

construyendo, cocinando, tejiendo,

curando, protegiendo, pariendo,

criando, amamantando, cuidando

y sobre todo amando.


He poblado la tierra de amos y esclavos,

de ricos y mendigos,

de genios y de idiotas,

pero todos tuvieron el calor de mi vientre,

mi sangre y su alimento

y se llevaron un poco de mi vida.


Logré sobrevivir a la conquista

brutal y despiadada de Castilla

en las tierras de América

pero perdí mis dioses y mi tierra

y mi vientre parió gente mestiza

después que el amo

me tomó por la fuerza.


Y en este continente mancillado

proseguí mi existencia

cargada de dolores cotidianos,

negra y esclava en medio de la hacienda

me vi obligada a recibir al amo

cuantas veces quisiera

sin poder expresar ninguna queja.


Después fui costurera, campesina,
sirvienta, labradora, madre
de muchos hijos miserables,
vendedora ambulante,
curandera, cuidadora
de niños o de ancianos,
artesana de manos prodigiosas,
tejedora, bordadora,
obrera,
maestra, secretaria,
enfermefra.
Siempre sirviendo a todos,
convertida en abeja o sementera
cumpliendo las tareas más ingratas
moldeada como un cántaro por las manos ajenas.



Y un día me dolí de mis angustias
un día me cansé de mis trajines,
bandoné el desierto y el océano,
bajé de la montaña
atravesé las selvas y confines
y convertí mi voz dulce y tranquila,
en vocina del viento
en grito universal y enlo quecido.
Y convoqué a la viuda y a la casada,
a la mujer del pueblo, a la soltera,
a la madre angustiada, a la fea,
a la recién parida a la violada,
a la triste, a la callada, a la hermosa,
a la pobre, a la aflijida, a la ignorante,
a la fiel, a la engañada, a la prostituida.

Vinieron miles de mujeres juntas
a escuchar mis arengas,
se habló de los dolores milenarios,
de las largas cadenas
que los sglos nos cargaron a cuestas.
Y formamos con todas nuestras quejas
un caudaloso río
que empezó a recorrer el universo
ahogando la injusticia
y el olvido.



El mundo se quedó paralizado
los hombres y mujeres no caminaron
se pararon las máquinas, los tornos,
los grandes edificios y las fábricas
ministerios y hoteles, talleres y oficinas,
hospitales y tendas, hogares y cocinas.
Las mujeres, por fin, lo descubrimos.
¡ Somos tan poderosas como ellos
y somos muchas más sobre la tierra !
¡ Más que el silencio
y más que el sufrimiento !
¡ Más que la infamia
y más que la miseria !



Que este canto resuene
en las lejanas tierras de Indochina
en las arenas cálidas del
África,
en Alaska y América Latina,
llamando a la igualdad
entre los géneros
a construir un mundo
solidario
- distinto, horizontal, sin
poderíos -
a conjugar ternura, paz y
vida
a beber de la ciencia sin
distingos.
A derrotar el odio y los prejuicios,
el poder de unos pocos,
las mezquinas fronteras,
a amsar con las manos de ambos sexos
el pan de la existencia.
XahOlg
Espero que os guste.
Un beso.
Pilar