17 abril 2009

Cuentos del Mediodía.



Hace algunos años, solía escuchar todas las mañanas la radio. La mía era pequeña, con una pinza de esas para sujetarla en la ropa. La prendía del bolsillo de mi pantalón y con unos "cascos" bien acoplados a mis oídos, pasaba la mañana trajinando de acá para allá sin perder detalle de todo lo que por ella se contase. Uno de mis momentos más esperados era cuando a las doce del mediodía Luis del Val, colaborador del programa, leía de propia voz, uno de sus cuentos, llamados," Cuentos del Mediodía", también publicado en libro con el mismo título y que yo compré.

He pensado publicar aquí, de vez en cuando, alguno de esos cuentos. Pero he de reconocer, que al leerlos pierden gran parte del encanto que tenían al relatarlos su autor, los cuentos son los mismos, pero Luis del Val con su calidez de voz conseguía darles matices de poesía.

Espero que os guste.



Al otro lado del espejo.


Había comprado aquel libro de casualidad, en una librería de viejo que había al lado de una bocacalle del principio de la Ribera de Curtidores, y fue allí, en las primeras páginas, donde encontró claramente las instrucciones.

Había que elegir una estancia que permaneciera a oscuras, encender una vela delante del espejo y mirar fijamente, durante algunos minutos, no la llama de la vela real, sino la llama que reflejaba el espejo. A continuación, aseguraba el libro, se pasaba al otro lado del espejo.

Eligió el cuarto de baño para hacer el experimento, por dos razones: ante todo, porque se trataba de un cuarto interior que carecía de luz directa, y además porque allí estaba colgado el espejo más grande de la casa. Colocó la vela en una palmatoria sobre la repisa del lavabo, se sentó en el taburete del baño, encendió la vela, apagó la luz, y se concentró en mirar la llama.

El primer día se quedó algo adormilada, pero, no sucedió nada especial. Al otro día creyó que había visto una cumbre, una cumbre con restos de nieve en la que había una mujer, pero la mujer era ella misma con un vestido largo, escasamente apropiado para la situación.

Al tercer día, sintió el frescor de la cumbre en las mejillas y comenzó a descender por un sendero en el que abundaban las pizarras y las piedras sueltas, y ella caminaba con unos zapatos de tacón muy altos, y debía poner un gran cuidado para no caerse, y se le rompían las medias y comenzaba a sentir miedo: miedo de que alguien la encontrase allí, con las medias rotas, y con unos zapatos y un vestido tan poco adecuados al lugar, y fue entonces cuando se espabiló y se encontró en el baño a oscuras, frente a la vela que se reflejaba en el espejo.

No le quiso decir nada a su marido. No la entendería, y hasta es posible que se riera de ella, pero continuó con sus viajes por las cumbres, con sus traslados al otro lado del espejo. Le preocupaba - el libro advertía muy claramente sobre aquel detalle - que la vela pudiera consumirse antes de que le diera tiempo a regresar del viaje: ella sabía que si sucedía así, no podría volver y desaparecería para siempre. Y pasaba tanto miedo que por algún tiempo decidió prescindir del experimento de la vela; pero era tal curiosidad y el asombro que le producía protagonizar aquel misterio que de nuevo, cada mediodía, como si una fuerza inexplicable la empujara a hacerlo, volvió a encerrarse en el baño y encender la vela para emprender viajes cada vez más largos.

Un día, su marido llegó a las dos de la tarde y no la encontró en casa. Recorrió todo el piso y no la vio. Finalmente investigó en el baño y se encontró allí con una vela extrañamente encendida encima del lavabo. Tras pulsar el interruptor, comprobó que había luz y apagó la vela de un soplo.

Dos días después el marido denunció la desaparición de su mujer a la policía. Nunca la encontraron.


Cuentos del Mediodía ( Luis del Val ).

Pilar.

12 comentarios:

Natacha dijo...

¡Pero porqué no cerró el baño!! ay, qué estrés de cuento...
Pobre.. ¿Imaginas a esa mujer golpeando el espejo de su propio baño...¡desde dentro!

Muy bueno, me ha gustado mucho.
Un beso, corazón.
Natacha.

Soy la que soy dijo...

Pilar, me ha encantado, y me imagino que alguien que quiere atravesar al otro lado es porque en este no encuentra la felicidad.

Me ha recordado a "Alicia a través del espejo".

Precioso para comenzar este sábado que por aquí promete lluvia.

Un enorme beso.

Marinel dijo...

Ufff, qué escalofríos...
Y es que los misterios tienden trampas invisibles que acechan agazapadas esperando una mente dispuesta a perseguirlos....
Tétrico,¿eh?
Muy chulo el cuento,de verdad.No sé cómo sería escucharlo en esa voz,pero leerlo no ha estadonada mal.
Feliz fin de semana.
Un besazo,Pilar.

Pilar dijo...

Natacha, preciosa!!!
jajaja, no te estreses, que no es para tanto!!! y ¿no crees que en el fondo era lo que ella buscaba?...tal vez no se atrevía y el marido le echó un cable...
Un gran beso, mi niña.
Pilar

Pilar dijo...

Soy la que soy,eso mismo pienso yo, quizás su vida estaba vacía, y allí en las cumbres encontró su remanso de paz, te digo que yo algunos días también pasaría al otro lado, por un ratito...
Besos, preciosa niña.
Pilar

Pilar dijo...

Marinel, jajaja...pués si, si que eres un poco..."exagerá"...jajajaj
¿tétrico?...ufff, según lo explicas tu...¡bastante!
Escucharlos de la voz de Luis del Val, a mí me rusultaba delicioso.
Un besote grande, guapísima.
Pilar
Finde???...yo trabajando!!!
Diviertete!!!

Laura Lafaurie dijo...

Me ha encantadO!
y yo al igual que tu...también pasaría al otro lado un rato...mmm pero creo que volvería, por más que deseara esa paz y tranquilidad, afrontar la realidad siempre tiene un placer mayor; si sabemos como jugar con el destino.
Un beso cielo!!
Ciao!

Isabel dijo...

Es muy bueno, quizá ella estaba mejor de viaje que en casa, quizá le agradeció a su marido que apagase la vela, pero como nunca volvió, nunca lo sabremos. Un beso

Pilar dijo...

Lala!!! bonita,que alegría verte por aquí!!!
Tienes toda la razón, afrontar los problemas, las dificultades, tiene la reconpensa de una vez superados, poder respirar con tranquilidad, sabiendo que has estado ahí al pie del cañón.
Gracias por tu visita preciosa.
Un beso.
Pilar

Pilar dijo...

Isabel, cielo, con esa duda nos quedamos, para cada uno darle el sentido que nos apetezca, no está mal ...¿ verdad ?
Un beso, guapa.
Pilar

La casita de Mar dijo...

¡Qué bonita voz tiene Luis del Val!a mí me dejaba alucinada cuando leia, intentaba oirle siempre, tiene algo especial en la voz.

Recuerdo este cuento y cuando lo releo me quedo con la misma sensación de entonces ¿por donde y con quien andará vagando esta mujer?.

Me encanta tu blog, seguiré visitandote, besitos.

Pilar dijo...

Mar, cierto, es un hombre que solo con la voz enamora.
Gracias por tu visita y tu comenterio, ya he ido ha verte, también me gusta tu blog.
Un beso, guapa.
Pilar